Ahora que parece que el Congreso va a dejar de subvencionar el alcohol de alta graduación, parece que los señores diputados ya tienen una bebida a la que aferrarse. Ahora que se acabó el gin tonic a precio de garrafón 2×1, ¿entrarán nuestros políticos en la Era Aquarius?
Y es que la marca sigue ahondando en su visión isotónica de la realidad en que vivimos para no perder la fe en el ser humano. Primero nos pregonaron su ideario a lo Rafael style, recientemente enarbolaron el apadrinamiento rural y ahora esto:
Ooooh sí, los políticos. ¿Cómo se te queda el cuerpo?
Por mi parte, sensaciones agriamargas.
Claro, cuando uno escucha y piensa en políticos se nos vienen a la cabeza caras, a veces nombres y todo, muy distintos a los que se presentan en el spot. Son los que vemos todos los días en televisión, los que dan voz a titulares que nos exasperan y ponen a prueba nuestra inteligencia emocional.
Muchos tenemos la impresión de que los políticos están cada vez más desconectados de la realidad que crean e imponen, erigiéndose en portavoces de un pueblo que habla un lenguaje distinto y quiere otras cosas. Parece que actúan como déspotas nada ilustrados, caricaturas políticas de una oligarquía democrática. Ellos siempre ganan y de una forma u otra siempre tienen la razón y entienden el mensaje que les queremos dar, por mucho que ni nosotros lo sepamos.
Claro que, si calificamos al todo por aquellas partes que más salen en la prensa, podemos colocar etiquetas que no se corresponden con el trabajo diario de políticos, que nosotros desconocemos, pero quizá sean bien conocidos, ya no sólo por sus votantes, sino por el conjunto de vecinos. Y por este lado va el spot.
Mirado con psicología, ambas verdades pueden coexistir, pues en la vida misma conviven realidades que moralmente serían excluyentes. Ambas perspectivas están en la palabra «políticos», aunque con diferentes pesos. ¿Cuál pesa más para ti? Pues seguro que no me equivoco mucho si digo que la mismo que a mí.
Pero, ¿hasta qué punto me apetece que una marca haga un lavado de cara a este colectivo? ¿Por qué no a los taxistas? ¿O los carniceros?
Por un lado, me parece una apuesta oportunista, en todos los sentidos de la palabra, que recoge un buen insight que pasea por las calles. Además, sin duda es valiente. A la hora de mantener una conversación, a todos nos han aconsejado evitar la política y la religión. Convención social que también actúa como máxima en el mundo publicitario… uy cuidado con qué asocias una marca. Así, es innegable que es una apuesta arriesgada en comunicación de marca. Me gusta la valentía, aún de refilón.
Por otro lado, no deja de ser una apuesta banal, fácil, en una situación que no está para muchas bromas. Está muy bien la idea de ese homenaje al político desconocido, pero si no van más allá con acciones reales que suban de escalafón para tocar la fibra de alguna manera a los gerifaltes, para mí será como ir de «social», pero a modo chiste, gotas en el desierto.
Está genial que inciten a la reflexión de no juzgar al todo por la parte. Pero si no buscan también una reflexión que incite al cambio en la otra parte de este proceso de comunicación, los políticos, será una apuesta de postín. Por ejemplo, que hagan una campaña para que esos Pedro, Elena y Ramón, si tan buenos son y tanto hacen, encabecen las listas y renueven un poco el aire viciado político actual, que es como ver distintas series con los mismos protagonistas, cada vez menos creíbles. En este caso, quiero una propuesta valiente de verdad, un Aquarius que sepa a algo.
Sinceramente, creo que hay un cansancio generalizado tanto en el ciudadano como en el comprador… porque a fin de cuentas, somos los mismos.
Y a ti, ¿qué te parece? ¿entras o sales de la Era Aquarius?