Hace unas semanas un cliente se sorprendió a sí mismo comentando en su sesión «una de estas frases que pululan por internet». Siempre había considerado que eran topicazos o ñoñerías y de repente ahí estaba él: empleando su tiempo sacando punta a una de esas ñoñerías que de alguna forma le había dejado tocada su línea de flotación.
No es casualidad. Hablando de estas frases en una larga sobremesa con unos amigos, salió el tema por la proliferación de éstas en facebook. Las hay de todo tipo y calidad, desde simples retazos de powerpoint que dañan la vista hasta auténticas obras de arte que da gusto verlas. Nos encontramos con obviedades que han escapado del corrector ortográfico y con ingenios que nos dejan locos. Y parece que todas y cada una de ellas tienen su público particular.
Desde un punto de vista psicológico, una explicación que pongo encima de la sobremesa es que tienen la capacidad de sintonizar con ese compañero inseparable y tan importante para muchxs: nuestro diálogo interior, el run run, los pensamientos rumiativos, el pepito grillo o como tú lo llames.
Y por eso creo que se merecen una sección para ellas solas, que… tachán!! hoy estrenamos. FRASES PARA DESCANSAR EN PAZ.
Una de las ventajas de seguir en contacto con el mundo publicitario es que puedo contar con la colaboración de diseñadores de la talla de Jaime Herreros, mi dupla durante más de 6 años en 3 agencias diferentes.
Jaime ha dado formato a una serie de frases que han ayudado a mis clientes a dar un paso en sus procesos a través de trabajar su diálogo interno, entre otras cosas. Como me gusta empezar fuerte, inauguramos sección en psicología con un tema que aparece con frecuencia en trastornos como ansiedad o depresión: la muerte.
Un tema con cierto componente de tabú social y en el cual los psicólogos estamos con el 130% de nuestros recursos activados para determinar el calado en el trastorno, la función de los pensamientos que tratan sobre ella y calibrar la posibilidad de que se produzca un desenlace trágico.
Por fortuna, en la mayoría de los casos la muerte es un concepto que cumple la función de vía de escape de un sufrimiento que nos vemos incapaces de afrontar, no se contempla como una posibilidad real. No es tanto querer morir como el no haber existido nunca, ahorrarnos angustia, dolor y disgustos. Un poco parecido al concepto de «tierra trágame».
Para trabajar con el diálogo interno hay una herramienta que funciona realmente bien: la reestructuración cognitiva. Básicamente, hay una primera fase consistente en estudiar situaciones problemáticas para nosotros, en base a diferentes sistemas representacionales a los cuales llevamos nuestra atención: en qué nos fijamos a nivel visual, cuáles son nuestros pensamientos y cómo está nuestro cuerpo.
En muchas personas, el diálogo interno actúa como propiciador de una serie de pensamientos catastrofistas, interpretando una situación o la intención de otro de una forma tan sesgada que provoca respuestas sobredimensionadas, que no nos permiten adaptarnos a la situación. Es más, estos pensamientos continúan en una espiral de volumen ascendente, donde la catástrofe se convierte en apocalipsis, con el nivel de tensión que esto conlleva. Y a menudo, desemboca en una percepción de indefensión con respecto a una situación, de la que queremos escapar y evitar a toda costa.
La segunda fase consiste en exponerse a evidencias que quiten peso y resten razón a estos argumentos en base a resultados tangibles, huyendo de suposiciones. Esto suele estar acompañado de cierto hartazgo de ese run run que nos deja las noches en vela o nos convierte en niños indefensos. El enfado nos lleva a ponerle límite, acotar su influencia, explorar nuevas alternativas. Tiramos de inteligencia emocional.
Entonces llega el momento de la tercera fase, en la cual ya tenemos identificados esos pensamientos clave que actúan como gatillo y punto de inflexión en la escalada, sustituirlos por otros que nos potencien en vez de limitarnos, dar lugar a otras opciones de ser más como queremos ser. Aquí es donde pueden entrar en juego esas «frases que pululan por internet», que pueden ayudarnos a encontrar esa verbalización que encaje con el mapa de nuestras creencias, hacer nuestra una verdad que algún otro ha enunciado con brillantez o que, simplemente, nos resuena sin necesidad de ingenios. Crear una verdad alternativa que nos permita actuar como queremos y no depender de lo que piensen otros o de las circunstancias.
Así fue en el caso de una clienta con síntomas importantes de ansiedad y con ciertos pensamientos obsesivos con esa muerte liberadora. Tras un proceso intenso enunció un postulado personal en el que se certificó a ella misma que tenía los recursos necesarios para decir adiós a sus desvelos: Paso de esperar a morirme para descansar en paz.
Y no es necesario dar con algo que dijo Aristóteles o enunciar algo que rompa moldes, sino expresar algo muy nuestro, que nos valga para cambiar, que sintonice con nuestra red de creencias potenciadoras. Hay frases que esconden más significados de los que suponemos y que nos llevan a una acción diferencial con nosotros mismos. Muy alineado con la psicología positiva y el optimismo inteligente, una ayudita hacia nuestra felicidad.
Por mi parte, bienvenidas sean. También paso de esperar a morirme para descansar en paz. Y a ti, ¿qué te parecen esas «frases que pululan por ahí»?
pd. Gracias Jaime Herreros por la colaboración, muy pronto la siguiente entrega.